Las drogas en la medicina: pasado, presente y futuro - Asociación Amala
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Las drogas en la medicina: pasado, presente y futuro

Las drogas en la medicina

Las drogas en la medicina: pasado, presente y futuro

Aunque pueda parecerle llamativo a algunas personas, prácticamente todas las drogas psicoactivas tienen, han tenido o tendrán alguna utilidad potencial en medicina, ya sea para tratar una enfermedad, para facilitar el reposo o aliviar el dolor de quien no tiene otra alternativa, pero cada día descubrimos más indicaciones prometedoras. Esto no implica que sean la mejor opción terapéutica, que dejen de tener riesgos o que deban usarse de forma descontrolada, pero sí que su uso médico adecuadamente gestionado puede suponer un balance favorable de beneficios frente a riesgos, y por ello siempre deberían estar en la farmacopea.

Hace no tanto tiempo, bastantes drogas psicoactivas que actualmente asociamos con la ilegalidad en la calle se vendían libremente en farmacias para el tratamiento de diversas dolencias: heroína de Bayer para la tos, pastillas de cocaína para el dolor de muelas, GHB para dormir mejor, opio y láudano para los dolores, cannabis para relajarse, anfetaminas para estudiar y adelgazar, barbitúricos contra la ansiedad, cocaína como tónico para la depresión y la fatiga, metanfetamina para la fatiga… Y es que las drogas siempre han tenido usos médicos para tratar enfermedades, facilitar el descanso o aliviar el dolor. De hecho, muchas de estas sustancias todavía siguen disponibles y en uso en medicina, aunque sean menos vistosas o les hayan puesto nombres menos “sospechosos”. Este es el caso de la heroína, referida como diamorfina, o del GHB, ahora llamado oxibato de sodio (Xyrem), o de la anfetamina (Adderall), en Europa ya solo disponible en su forma de lisdexanfetamina (Elvanse) o la metanfetamina (Desoxyn)… 

En la mayoría de los casos, lo que sucede es simplemente que con el paso del tiempo aparecen nuevas alternativas terapéuticas (o nuevas drogas) que desplazan a las drogas clásicas por ser mejores que estas en algún aspecto, como, por ejemplo, por ser más eficaces o más seguras (aunque a veces, desgraciadamente, es solo por ser más patentables y rentables), porque no hay que olvidar que el uso médico de las drogas no deja de tener sus riesgos y que estos suelen ser mayores que los de sus alternativas. En general, el uso médico de las drogas se autoriza cuando se cumple un equilibrio entre beneficios, riesgos y ausencia de otras alternativas terapéuticas eficaces. Estos delicados equilibrios no se dan de igual forma en personas sanas y consumos recreativos, donde nuestra sociedad entiende que los beneficios potenciales del consumo son menores, mientras que los riesgos tienden a ser iguales o mayores, motivo oficial por el que estos usos “recreativos” se ilegalizan generalmente. 

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